CAPÍTULO III
Conociendo al padre Manuel
Tan solo habían pasado 3 días de mi primera y fantástica experiencia con el padre Beltrán y cada vez que le veía, me estallaba el corazón. Pensaba todo el
día cuando volveríamos a estar juntos. El, actuaba normalmente, incluso, ni me miraba cuando nos cruzábamos. Comencé a fijarme con mas detalle en todos los curas del colegio.
Marco, tenía su clase de refuerzo y rezaba para encontrar al padre Beltrán. Me coloqué en el mismo lugar y apareció. Sin acercarse hizo un leve gesto con la cabeza y entendí que debía seguirlo.
Yo aun no había terminado de bajar las escaleras que terminaba en la planta del gimnasio y oí el gran manojo de llaves del padre Beltrán, de repente escucho su voz en voz alta.
Desconocido- No, ya casi.
Padre Beltrán- En 15 minutos descanse.
Desconocido- Si hermano Beltrán.
Era el padre Manuel. No daba clases, solo limpiaba y ayudaba a Luis, el encargado de mantenimiento del colegio.
Había algo oscuro en él que asustaba y a la vez me atraia como un agujero negro.
Físicamente, podéis verlo en la foto de este relato. Sus pasos se alejaban, bajé las escaleras, la piscina estaba abierta y entré. El padre Beltrán cerró con llave. Llegamos al laboratorio de revelado.
Me temblaba todo el cuerpo. El padre Beltrán encendió la luz roja.
Padre Beltrán- ¿Como está mi rey?
Yo- Bien, padre.
Padre Beltrán- Acércate.
Sin mediar palabra, me quitó la ropa hasta dejarme desnudo.
Padre Beltrán- Que bonito eres!
Se desnudó despacio. Mis ojos no podían creer lo que veían! Sus hombros anchos, una
musculatura que no se apreciaba vestido. Cubierto de vello negro y blanco pegado a su
cuerpo formando maravillosos dibujos circulares alrededor de sus pezones oscuros, en su
abdomen,el vello marcaban horizontalmente sus abdominales.
No se había quitado la parte de abajo y yo solo deseaba tocar ese cuerpo y chupar esos pezones!
Sus pies, morenos, con unas uñas perfectamente arregladas como las de sus manos. Se inclinó y quitó sus pantalones y calzoncillo a la vez. Se alzó, completamente desnudo, sereno, dejando caer sus brazos.
Era como un dios! Clavó sus ojos en los míos con su polla y sus huevos colgando placidos ante mi cara atónita. Su prepucio tapando su glande como si fuera un regalo sin abrir, sus piernas velludas como dos columnas y esos pies majestuosos y perfectos.
Me empalmé como si tuviera un resorte al verle desnudo ante mí. Se sentó en la silla. Apoyó su espalda en el respaldo y con sus piernas abiertas y sus huevos y polla colgando del asiento dijo:
Padre Beltrán- Te gusta, peque?
Yo- Oh, si padre, si.
Padre Beltrán- Empieza por los pies.
Me tiré de rodillas y empecé a lamer sus pies, parecía que adivinó lo que estaba deseando hacer desde que se descalzó.
Padre Beltrán- Eso, chúpalos bien. La lengua entre los dedos.
Uf.. que placer! Saboreaba sus pies sudados. Era como un afrodisíaco para mi. Me metí
su dedo gordo en la boca y succioné como si fuera su polla. Con el otro pié, me daba
golpes suaves en la espalda y empujaba la cabeza para meter más dedos en ella.
Metí 4 dedos dentro de ella! Me ponía sus pies en la cara y me volvía loco chupándo y
comiéndo.
Padre Beltrán- Vale, tranquilo, hay tiempo, tranquilo.
Miré hacia arriba para ver su cara, vi su pollón, duro como una barra de hierro, y como un
felino, me tiré hacia su verga para meterla en mi boca. No me importaba ahogarme con ella! Tragué hasta sentirla en mi garganta. Mis babas resbalaban por su polla hasta los huevos. Cogía mi pelo y me dirigía la cabeza por donde quería que lamiera. Yo era suyo, solo quería darle placer y tocar su cuerpo desnudo.
Follaba mi boca con su verga cuando la sacó de golpe, me agarró de la cintura y me volvió a colocar de pie en la silla. Se arrodilla ante mi y se mete mi polla y mis huevos en la boca y con su lengua, vuelve a limpiar mi glande. Me chupa cogiéndo mi culo con sus manos y empujándome hacia su boca. No podía aguantar más!
Yo- Padre, padre!!
Padre Beltrán- Vamos rey, dámelo!
Yo- Padreee!!
Me corrí en su boca mientras él, se tragaba de nuevo mi pito y mis huevos y tuve que separar su cabeza para que me dejara porque el placer se empezaba a convertir en cosquillas insoportables.
Me beso en la boca metiéndome toda su lengua y traspasando mi leche desde su boca a la mía, era indescriptible! el sabor de mi leche mezclada con su saliva caliente y su enorme lengua que me inundaba la boca!
Padre Beltrán- Jajajaja… que?… bien?
No podía ni hablar!.
Yo- Uff..si, si, si!- no podía articular palabra.
Padre Beltrán- Tenía que hacerlo, estabas muy caliente y tenía que tranquilizarte. – dijo sonriendo.
Se sentó en la silla y cogiéndome de la cintura, me levantó como una pluma y me sentó en su regazo.
Con mi cuerpo pegado a su pecho desnudo, me rodea la cintura con su brazo y me acurruca como un polluelo mientras yo, recolocaba mi culo para sentir todo su rabo.
Cogió mi mentón para mirarme a los ojos. Quedé hipnotizado observando su rostro masculino y la expresión de paz que irradiaba su cara.
Padre Beltrán- Sabes que me gusta mucho estar contigo?
Yo- ¿Si?, y a mí, padre. Mucho, mucho!-
Padre Beltrán- Si guardas nuestro secreto, te enseñaré muchas cosas que te van a gustar.
Yo- Si, padre. Quiero aprender todo.
Mientras hablaba, dos de sus dedos me acariciaban el agujero del culo, empecé a moverlo mientras nos mirábamos a los ojos.
Padre Beltrán- Te gusta?
Yo- Pfu! Si, padre.
Puso un montón de saliva en sus dedos y comenzó a hacer círculos en mi ano, yo
separaba mis piernas para meter su dedo dentro de mi.
Era maravilloso, solo había tenido un dedo de mi hermano pero el suyo… Uff… era maravilloso sentirlo mientras respiraba su aliento con mi boca.
Padre Beltrán- ¿Todo?.
Empujé hacia abajo y sentí entrar su dedazo en mi ano produciéndome un dolor parecido
a una quemadura.
Padre Beltrán- Tranquilo, respira, relájate y siéntate con todo tu peso.
Sin apartar los ojos el uno del otro hice lo que mandó. Cogí aire y me senté con fuerza en su dedo.
Yo- Ahhhh! Siii, padre!!
Padre Beltrán- Eso es, amor, fóllate con él.
Me volví loco de placer, no quería sacarlo nuca de mi culo!
Sin sacar su dedo, me tumbó en el suelo boca arriba, me hizo apoyar mis piernas en sus
hombros. El metió mi pié en su boca y empezó a comerlo y chuparlo mientras resbalaba
por mi pié una cantidad enorme de sus babas y él seguía girando su dedo dentro de mi.
Mi polla quería estallar! y el padre Beltrán al ver que me retorcía de placer porque estaba
apunto de correrme, sacó su dedo de golpe.
Padre Beltrán- ¡No te corras! Siéntate a mi lado.
Me senté con él dándole la espalda y el me abrazaba con un brazo.
Padre Beltrán- Mira.
Me mostró el dedo con el que me había follado y alrededor de su perfecta y rectangular
uña, tenía una pequeña masa marrón que enseguida reconocí. Me produjo una vergüenza
que me hizo empezar a sudar. Pensé que no podía ser más humillante, cuando giran el
pomo de la puerta y se abre de golpe. Era el padre Manuel!
Observa la escena del padre Beltrán desnudo, abrazado a su alumno.
Beltrán me agarra fuertemente para que no me moviera y dirigiéndose al padre Manuel dice:
Padre Beltrán- Hermano Manuel. Cierre la puerta.- y susurrándome al oído dulcemente.-me dice - Tranquilo, es un amigo para aprender.
Sin mediar palabra, el padre Manuel se desabrocha el cinturón, se descalza y agarra su
hábito por la cintura tirando de el y se queda totalmente desnudo ante nosotros!
Yo estaba paralizado y excitado de ver la escena del padre Manuel de pie y en pelotas
ante nosotros. Su cabeza rapada al 1, delgado pero con todos sus músculos marcados y una piel aun más blanca que la mía. Comencé a recorrer su cuerpo con mi mirada descubriendo algo que nunca hubiera podido imaginar a mi edad. No tenia ni un solo pelo en el cuerpo, axilas y huevos lisos comoyo y su polla estaba totalmente flácida pero su tamaño era aun mayor que la del padre Beltrán, pero lo que me dejó boquiabierto,era el tremendo tamaño de sus pezones, eran como un dedo de mi pie…
Padre Beltrán- De rodillas!, ven aquí! – dijo al padre Manuel.
Este vino gateando hasta poner su cara a 30 cm de nosotros y el padre Beltrán poniendo
el dedo que ensució dentro de mi culo, le dice:
Padre Beltrán- Limpialó bien!
Ufff… Manuel chupó su dedo hasta dejarlo completamente límpio. Era maravilloso ver con
que pasión no dejaba restos ni en lo más profundo de su uña y cuando yo estaba a punto de correrme viendo esa escena, el padre Manuel sin mediar palabra, se tumbó en el suelo boca arriba con la cabeza hacia la puerta y los pies hacia donde estábamos sentados el padre Beltrán y yo. No se por qué pero, me excitó tremendamente ver a al padre Manuel, tirado a nuestros pies,totalmente desnudo, con sus brazos abiertos, exponiendo sus tremendos pezones y su hermosa polla, posada sobre sus enormes huevos colgones,que llegaba a tocar el suelo con el trozo de piel de su prepucio y abandonándose como un reo a la espera de su castigo.
El padre Beltrán me susurra al oído:
Padre Beltrán- Hazle lo que quieras.
Me lancé hacia él y, de rodillas en su lado derecho, empecé a mamar como un bebé de uno de sus enormes pezones. Que maravillosa sensación! Era como chupar el pezón de una vaca.
El Padre Beltrán se colocó del otro lado y comenzó a mamar de su otro pezón.
Yo miraba excitado como mamaba el padre Beltrán y mirándome a os ojos mientras
chupaba, cogió ese pequeño trozo de carne y lo puso entre sus dientes tirando de él
hasta estirarlo 4 centímetros más.
Padre Beltrán- Hazlo así!
Mordí el pezón del padre Manuel y comencé a estirarlo con mi boca. Ufff… me gustaba
poder hacer algo así! El padre Manuel empezó a moverse mientras se escuchaban unos leves gemidos de placer como dando permiso para continuar mordiendo esos grandes trozos de carne.
Padre Beltrán- Siéntate en su cara.
Me levanté y me senté sobre la boca del padre Manuel mirando hacia el padre Beltrán.
Este, se sentó sobre su abdomen y comenzó a retorcer los pezones con sus fuertes dedos dandole ordenes.
Padre Beltrán- Limpia bien el culo de mi pequeño.
Yo estaba extasiado sintiendo la enorme lengua del padre Manuel entrando en mi ano y
chupándolo como un poseso!. De repente, el padre Beltrán se levanta, se da la vuelta y
agarrandose las nalgas con sus masculinas manos, las abre y me muestra su maravilloso ano peludo y oscuro y lo pone justo delante de mi boca.
Quería desmayarme de placer sintiendo la lengua larga y fuerte del padre Manuel y viendo el agujero peludo y húmedo del padre Beltrán ante mí!
Sin esperar ninguna orden, me incliné hacia ese tremendo culo peludo y comencé a lamerlo como si se me fuera la vida en ello. Su olor me hipnotizó. Era una mezcla maravillosa de sudor de macho y almizcle. Introduzco mi lengua dentro del ano de mi macho y siento la humedad y el calor que desprendía dentro de mi boca.
Justo en el instante que saboreaba su maravilloso ano peludo,siento como comienza a empujar, agrandado su agujero aún más dentro de mi boca.
Padre Beltrán- Mete bien la lengua, peque!
Metí mi lengua todo lo que pude, y sin saber que era, comencé a sentir algo duro y blando en la punta de mi lengua, el olor a almizcle aumentó y empecé a sentir un sabor que nunca antes había probado, metálico y seco.
Fue entonces cuando mi cerebro procesó que la punta de mi lengua se estaba clvando en un grueso pedazo de mierda de mi hombre.
El empujo un poco más y justo cuando comencé a sentir como mi lengua, comenzaba a hundirse en ese enorme trozo blando, el padre Beltrán se retira me levanta por la cintura y nos cambia de posición.
No entendía que estaba pasando me sentía como despertado de un sueño donde era feliz
teniendo la enorme lengua del padre Manuel follando mi pequeño ano y notando por
primera vez el sabor de ese pedazo de mierda que se adivinaba dentro del padre Beltrán.
El padre Beltrán se sienta dándome la espalda sobre la cara del padre Manuel y yo me quedo de pie mirándoles. Era maravilloso ver como metía la lengua dentro del culo peludo de mi macho!
Entonces, observo como el padre Beltrán se mueve sobre esa boca que no hacía más que comer y lamer y comienza a empujar de nuevo.
Padre Beltrán- Mira peque. Esto es lo que le gusta al hermano Manuel. Aprende como se hace.
El padre Manuel comienza a abrir su boca y después de cada empujón, mastica. Veo como traga y gime aún más de placer.
Padre Manuel- Más!, más… Uhmmm..
Padre Beltrán- Come, cerdo! Traga bien!
Ahí fue cuando se reveló lo que estaba ocurriendo de verdad. En un segundo que se separó esa boca del culo del padre Beltrán, vi como salían unos centímetros del maravilloso zurullo que acababa de saborear yo, antes de que apareciera más, esa boca se adhería al ano peludo del padre Beltrán y con sus labios cortaba pequeños pedazos para comérselo como si fuera un verdadero manjar.
Yo me sentía aturdido, confundido pero a la vez en un éxtasis difícil de explicar.
Padre Beltrán- Mira bien y aprende, mi amor.
Me senté sobre el abdomen del padre Manuel para observar más cerca esa maravillosa
escena!
Y mientras seguía comiendo lo que salía del agujero del padre Beltrán, me apoyé hacía
atrás agarrando el rabo morcillón del padre Manuel. Era fantástico tener ese pedazo de carne y tocar esos cojones enormes y colgantes afeitados en mis manos.
Mientras seguía disfrutando tocando y saboreando esos cuerpos sudados de macho, comencé a sentir algo caliente que estaba mojando mi espalda, volví la cabeza y una enorme meada del padre Manuel, me estaba duchando la parte lumbar, igual que hacíamos mi hermano gemelo y yo en el baño pero su chorro era mucho más potente y no terminaba nunca. Era una sensación muy conocida por mí así que, sin pensarlo, apunte el caudaloso chorro hacia mi ano y comencé a regarlo con los meos.
Era un chorro tan potente que llegó a introducirse parte de él en el agujero que se abría
mientras yo empujaba mi ano hacia afuera, como queriendo beber toda esa meada por mi
culo.
Enseguida, estábamos empapados en sus meos y sin controlar el esfuerzo que hacía para notar la meada dentro de mi ano, noté como salía un pequeño pedazo de caca de mi culo sobre la polla morcillona del padre Manuel. Me quedé congelado por unos segundos!
Pero si eso me dejó excitadamente perplejo, más aun lo que ocurrió después. El padre Beltrán se levanta como una exhalación, me coge de nuevo por la cintura y me vuelve a colocar sentado en la boca del padre Manuel. El padre Beltrán se pone de rodillas entre las piernas de Manuel y mientras vuelvo a sentir la tremenda lengua dentro de mi culo el padre Beltrán cogió con su mano el pequeño pedazo de mierda que salió de mi y lo restriega por la polla y los cojones deManuel.
En ese mismo instante, sentí como explotaba mi polla con la mayor corrida que había tenido en mi vida!
El padre Beltrán, se inclina y chupa mi pito limpiando toda la leche que sale de mí y la que cae sobre el pecho de Manuel.
Mientras el padre Manuel se restriega con su mano su polla y sus huevos con lo que quedaba de ella, el padre Beltrán se pone de rodillas a mi lado y cogiéndome del cuello pone mi boca junto a la boca del padre Manuel. Podía sentir el olor a culo sucio que salía de su boca y comencé a besarlo sin remedio cuando lamiendo su lengua, siento un pequeño trozo de heces que tenía en su boca y lo empuja con su lengua dentro de la mía.
Uffff… que maravilloso sabor, estaba comiendo el trozo más intimo de mi macho!
El padre Beltrán sigue agarrándome de la cabeza y me la gira apuntando su glande a nuestras bocas y como un géiser, suelta su chorro de leche espesa y blanca en nuestras caras!
Después de los 4 chorros inmensos que duró su corrida, unió su boca a las nuestras para besarnos como posesos mientras pasábamos de boca en boca la enorme cantidad de lefa que había echado.
Aleja su boca de las nuestras y veo como cierra sus labios para derramar un tremendo lapo de saliva y leche en la boca del padre Manuel, que la abre por completo para recibir esa maravillosa catarata blanca y viscosa y, la traga despacio, saboreándola a conciencia.
Me abrazó para besarme mientras estábamos de rodillas con nuestras pollas en la cara del padre Manuel. Nos pusimos de pie con la cabeza de Manuel a nuestros pies y el padre Beltrán cogiendo su polla que aun permanecía hinchada, la apuntó bien y comenzó a mear la boca del padre Manuel. También era un chorro interminable. Manuel abría su boca y bebía de ese chorro caliente como el que pasa 5 días en el desierto sin agua. y, ese juego, yo lo conocía muy bien, por lo que sin reflexionar en ello, comencé a mear también.
Era maravilloso ver como el padre Manuel se retorcía de placer mientras se pajeaba
fuertemente su polla embadurnada y bebía como un cachorro sediento nuestros meos extendiéndose por el cuerpo los que no le daba tiempo a engullir.
El padre Beltrán, se retiró hacia el rincón donde teníamos la ropa, antes de recogerla, saco dos velas gruesas de un cajón y encendiéndolas las colocó en el suelo a los pies del padre Manuel. Agarró mi ropa y me cogió de la mano.
Padre Beltrán- Vamos, hay que ducharse.
Salimos del cuarto y nos dirigimos a las duchas de la piscina, dejando tirado al padre Manuel, rebozado de meos y sucio, mientras seguía restregandsose en el suelo y pajeándose como un animal.
Me introdujo bajo la ducha y comenzó a jabonar todo mi cuerpo con sus maravillosas manos. Me sorprendió que no se metiera conmigo bajo el chorro de agua pero él sabia que yo debía irme rápido.
Padre Beltrán- Te ha gustado, peque?
Yo- Si padre. Mucho! – con mi cuerpo aun temblado de excitación
Padre Beltrán- Eres un cerdito muy bueno pero no tengas prisa, las cosas han de llegar a su tiempo y tu vas a llegar muy lejos. Estoy seguro de ello. ¿Me quieres?
Yo- Si, padre! Le quiero mucho!
Padre Beltrán- Yo también te quiero mucho. Recuerda que este secreto es sagrado y si se
rompe, será fatal para todos y me perderás para siempre.
Yo- No, padre! No quiero perderlo! No se lo contaré a nadie!
Padre Beltrán- Muy bien, mi rey. -mientras me secaba.
Padre Beltrán- Vístete y ve a recoger a tu hermano, terminará la clase en cinco minutos.
Terminé de ponerme la ropa y salí del gimnasio, mientras el cerraba la puerta con llave tras de mí, quedándose a solas con el padre Manuel en el gimnasio.
No sentía el suelo bajo mis pies, no quería dejar de pensar en esa maravillosa tarde y en
las cosas sorprendentes y deliciosas que habían sucedido en ese cuarto.
Mi cabeza no dejaba de procesar lo ocurrido y una vez hecho, no paraba de imaginar las
cosas que quedaban por hacer.
Entendí que el sexo y las formas de tener placer podian ser infinitas y las siguientes semanas, confirmarían con creces esa reflexión.
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